Saber reinventarse y adaptarse al siglo XXI son las claves necesarias para la supervivencia de cualquier negocio en nuestros días. Las nuevas tecnologías se han convertido en el aliado perfecto para hacer competencia a los sistemas actuales de venta.
En Foromarketing queremos compartir con vosotros
este artículo que relaciona los sistemas actuales de venta con las
nuevas posibilidades que ofrece Internet y el mercado online.
En las crisis, los ricos tienden a hacerse millonarios y los pobres,
paupérrimos. Que periodos como el actual contribuyen a aumentar las
desigualdades es de todos sabido. Ha ocurrido en las grandes depresiones
y en las dos guerras mundiales.
Está pasando en esta interminable crisis y se repetirá en las
próximas. También es más que conocida la máxima de convertir la crisis
en oportunidad. Puede reconfortar escuchar esta
cantinela, pero lo cierto es que, sin dinero, resulta complicado
transformar una buena idea en un negocio. Y dinero, de momento, solo
con proyectos –sin activos o patrimonio que los respalden–, se presta
entre poco y nada.
En este contexto de falta de financiación y desconfianza generalizada, Internet se presenta como la gran alternativa para los emprendedores.
Poner en marcha un negocio en la red de redes exige muy poco capital.
Ni local, ni licencias, ni gastos corrientes... pero lo cierto es que,
salvo excepciones, tampoco ofrece grandes volúmenes de ingresos, lo que
sumado a la crisis del crédito, dificulta extraordinariamente su
supervivencia.
Por eso, además de buenas ideas, los emprendedores que se lanzan al
mundo de los negocios en Internet están obligados a tener clientes de
sus productos y servicios desde el primer día, que además paguen por
ellos y los recomienden a otros. Y es aquí donde pueden entrar en juego
las redes sociales, como catalizadores de esta necesidad.
Algunos tienen muy claro dónde se esconde el secreto del éxito para
vender en Internet. Es el caso del estadounidense de origen bielorruso Gary Vaynerchuk. Tras triunfar en Estados Unidos con su tienda online
de vinos, Wine Library, que fundó a finales de los noventa,
Vaynerchuk, reconvertido en gurú, se ha dado a conocer en todo el mundo
con su libro La economía del muchas gracias. La pasada semana explicó en Madrid, durante la celebración de la Feria Internacional de los Contenidos Digitales (Ficod), cómo se le ocurrió montar su negocio en Internet.
El primer día que atendió al público en la licorería para la que
trabajaba, "toda la gente que venía pedía un vino de California,
elegido como vino del año, pero nos habíamos quedado sin él y los
clientes salían de la tienda sin comprar nada. Decidí que a la
siguiente persona que entrase le iba a hacer una reserva y un pedido.
Resultó ser un coleccionista y me encargó seis cajas", explicó.
Es entonces cuando Vaynerchuk entendió las enormes
ventajas que Internet, que acababa de descubrir, podía aportar el
negocio. Nació así Wine Library. Sin embargo, resolver los problemas de
logística que suponía responder a una demanda muy alta desde un
pequeño establecimiento era solo un primer paso de las enormes
posibilidades que ofrece Internet para vender. "Atender al cliente no es
solo prestarle un servicio, es saber reaccionar."
"Un cliente nos compró una botella de vino de 10 dólares. Miré en
sus cuentas de redes sociales y vi que le gustaba un grupo de música indie.
Fui a eBay y compré un disco de ese grupo y se lo envié. Igual ese
cliente no volvió a comprarnos vino, pero un amigo suyo hizo un pedido
de 300 dólares en vino por recomendación suya", reveló Vaynerchuk.
Y este sí puede ser el secreto del éxito. Trasladar a Internet los hábitos de los antiguos tenderos,
que conocían a todos sus clientes por su nombre, sabían sus aficiones y
les recomendaban los productos de sus tiendas en función de los
gustos. Como explicaba gráficamente Vaynerchuk a su audiencia en el
Ficod, repleta de expertos y aspirantes a emprendedores digitales,
"vuestros abuelos harían mucho mejores negocios que vosotros con las herramientas que ofrece Internet".
Ya no basta con ofrecer productos en la Red a un precio competitivo,
ni llevarlos a la casa del cliente. Se trata de establecer una relación directa
con él, un hábito antes indiscutible que las grandes superficies y el
comercio a gran escala están a punto de destruir. Internet es, en gran
medida, de momento, una continuación de los hábitos de la gran
distribución, impersonal, que amenaza con convertir la venta online en un enemigo de la complicidad con el cliente.
La habilidad de los nuevos tenderos digitales por recuperar el
hábito social de sus viejos antecesores analógicos marcará, en gran
medida, la intangible línea que separará los proyectos de comercio online que triunfen de los que fracasen en la era de Internet. En esos casos, la crisis se habrá convertido en oportunidad.
Fuente: Diario Expansión
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